LA COMUNA.
Ecología y poder público
Por: José Ángel Solorio Martínez, 11-12-2025 .
Uno de los inquietantes problemas que afrontan las zonas urbanas en Tamaulipas, es la proliferación del ficus. Es este árbol, uno de los más perniciosos para la red de agua potable y drenaje que cada día se tornan más vitales.
La sociedad lo ve con buenos ojos.
Tiene algunas virtudes por lo cual se le aprecia y se multiplica: es frondoso, crece rápido -en seis meses se ve formidable dando sombra- y no requiere mucho riego en la superficie.
Tan benévolo lo percibe la población que ha proliferado por todas las regiones del estado. Más en las zonas del norte, que acostumbrados a los veranos infernales se percibe el ficus como un ente amigable y generoso. Realmente lo es: parcialmente, temporalmente.
Ahora se siente: es un terror silencioso.
Su sistema radicular superficial, lo hace demasiado frágil a los fuertes vientos del norte y del sur que azotan al estado. El resultado: entre más grandes están, más vulnerables a los ventarrones; sus caídas, son dañinas: cientos de coches y cables de electricidad son afectados arrastrando perjuicios a las comunidades.
Eso no es lo peor.
De ninguna manera.
Lo otro es verdaderamente fatal: sus raíces, potentemente extensivas, lesionan casas vecinas y fracturan ductos de agua y drenaje; y algo más: deterioran cientos de calles. Miles de fugas, se provocan por ese simple hecho de la naturaleza. La autoridad, sólo repara los desperfectos sin visualizar el fondo, el origen del problema.
Los causantes de esos males, no son las chafas tuberías, -y lo son: sólo en parte- sino el ficus que ha tomado carta de naturalidad en la región.
¿Dónde están los departamentos de Ecología de los municipios?
¿Qué hacen los responsables del medio ambiente, ante tan agobiante problema?
Aunque parezca cruel: se requiere un racional reemplazo del ficus, de la flora regional.
En el sur del estado apremia. Poseen una diversa variedad de especies nativas que podría restituir sin afectar el entorno. En el norte urge: ante la escasez de agua, reemplazar aquel árbol, que utiliza para su desarrollo más recursos hídricos que el mezquite y el encino.
Pocos saben las tareas que despliegan los departamentos de Ecología.
¿Existe un censo de los ficus que existen por municipio?
¿Se han evaluado los daños que acarrea este tipo de flora?
Para solucionar un problema primero, hay que ubicarlo.
Hasta ahora, la autoridad, ha pasado por alto darse cuenta.
La reproducción de esa especie es más rápida que el actuar de los gobiernos.
En tanto se busca ampliar las fuentes de abastecimiento de agua se pierden recursos por donde menos se imagina.
Los trabajos de reparación de las COMAPAs seguirán siendo, como operar en un interminable círculo: abrir y tapar pozos; reparar y reconstruir socavones.
Será el cuento de nunca acabar.